Esta dimensión se rige por la aceptación de la diferencia y la exaltación del potencial de un relacionamiento sostenible. Se pasa de la identificación y exposición de los códigos a los experimentos que permitan su interacción. Las propuestas de interfaces comienzan a ser aceptadas y validadas por las partes. En la medida en que se profundiza la interacción, se comienza a resaltar el potencial que tiene el relacionamiento auténtico, el valor social que puede generar y los beneficios presentes y futuros. De las estrategias de reconocimiento se va pasando a la articulación de sinergias, a la concepción de escenarios comunes, así como a la generación de mecanismos que creen confianza y capacidades de acción colectiva.